29/09/2012. En el V Concurso de Asadores de Cabritos, por
primera vez pudimos recibir la visita del controversial folklorista Hugo “El
Duende” Garnica en Termas Río Hondo. Reconocido por sus canciones de tinte político/social,
entre las que se destacan “La Forestal”, “Mistol Molotov” y la mundialmente
conocida “Chacarera del Olvidau”, se presentó junto a varios artistas locales
en el cierre de la última noche del concurso. Por Nicolás Salvi.
Luego de un show llenó de clásicos tanto de su autoría como
del cancionero santiagueño, fue casi a las 5:30 am que comenzamos esta
entrevista, donde fuimos rompiendo el hielo a lo largo de la charla, y el
Duende mostró su claridad, contundencia y frontalidad a la hora de hablar.
¿Qué significa ser hoy un músico comprometido con la realidad social? Tal vez un músico militante
Hay mucha negación. Me gustaría tocar en un bikini open,
comer un bife de chorizo con Mirtha
Legrand, pero la canción me ha llevado a situaciones analgésicas del país que
nosotros debemos representar. El cantor, el artista debe estar a la par de las
situaciones reales de este país. Esto no es un palo en contra de nadie, sino
que es algo a favor. Nosotros tenemos un mensaje político, no partidario.
Creemos que cualquier canción y todo lo que nosotros hacemos, lo que vos has
visto hoy es mínimo a la par de tus padres y de un montón de compañeros que se
levantan a las 5 de la mañana a cavar pozos o a levantar una bolsa de porra. De
ahí tenemos que ser mínimamente consecuentes con la canción. Yo no he hecho
canción para vender 10 mil cds, ni hacemos shows para vender un montón de otros
shows, sino que hacemos algo para estar con la gente. En estos tiempos se nos han
ido muchísima gente: Adrián Otero, el Flaco Spinetta, Sandro, Maria Graña, se
han ido muchos hermanos de esta tierra. Así que nosotros tenemos que tratar de cantar
las cosas que nos pertenecen y nos sustancian como hijos de esta tierra, y
mucho más allá como soñadores. Ninguna actitud tiene valor si no hay sueños,
sueños que nos puedan empujar a esto. El billete puede ser un billete, pero si
en esto no hay sueños y no hay una actitud de compartir y de entregar… que se
yo, yo podría haber cantado temprano con muchísima gente, pero me parece que
hay que ser bastante flexible para que los otros compañeros puedan desgranar su
canción, y yo tomarme el tiempo de subir. No es cuantitativo lo nuestro, sino
cualitativo.
Al ser político su
mensaje ¿Se sintió discriminado de las grandes fiestas y festivales del
folklore por esto?
Es un ápice, una consecuencia. Sí, no tocamos en grandes
festivales, pero eso no es una proscripción, es una demanda simple. Nosotros estamos
proscriptos desde niños, desde chiquitos, cuando hemos crecido sin gas,
lustrando zapatos, la proscripción no es una cosa hereditaria. Porque el
festival del Cabrito, del Carbón o Cosquín no te deje tocar vos te hagas el
superman de la proscripción, no. La proscripción viene desde la niñez, este montón
de tiempo que nosotros tenemos de haber sido consecuentes con un montón de
otras cosas que han dejado nuestros mayores: Tejada Gómez, Atahualpa Yupanqui,
Alí Primera, Polo Montañez, Silvio Rodríguez, Walt Whitman, John Lennon. Todos los
que han dejado las fronteras la han creado los hombres, la música la han creado
los machos.
¿Se siente la voz de
los sectores populares o de un sector trabajador?
No me siento la voz pero si me siento de ese lado. La voz de
los sectores populares ha sido Mercedes Sosa. Ella, mi madre, ha levantado mi canción
y la ha llevado por el mundo. Ella me sacó de la mugre, de lugares analgésicos donde
yo he andado, y me ha podido dar el hecho de nunca más rendirme y nunca más
poder estar lejos de nuestros compañeros y nuestras familias. Tiene ese
temperamento, y esa tempera y ese oleo mágico que es el sentido de encuentro,
libertad y belleza con el cual todos soñamos.
¿Qué música escuchas
Duende?
Mucho tango, mucha música clásica, buena cumbia, buen rock and
roll, buen metal, pero por sobre todo sería una obviedad escuchar música
santiagueña. Hay momentos que yo salgo de aquí, voy y descomprimo, escucho Pink
Floyd, Dire Straits, Bill Frisell, Julio Sosa, Gardel, Concha Buika. Me gusta mucho
el punk, Flema, las bandas más analgésicas que tienen un sentido contestatario
pero desde el conocimiento, no del sentido de hinchar las pelotas.
¿Tenes desde esos
otros estilos influencias en tu folklore?
Si hay influencias, en lo cual hay que ser muy precavido. Por
ejemplo en Las Termas, hay una generalidad de turismo de la tercera edad,
entonces no le podes cantar una de Rata Blanca o Black Sabbath. Tenes que
cantarle cosas que a ellos… pero si tenes conocimientos, sino andate a tu casa
y no hagas el show, porque hay que adecuarse de acuerdo a la cancha donde vos tengas
que jugar, la gente se merece un vals, un tango. Hoy cuando cantamos “Arurico
Abuela Adela” que es una canción de cuna, ellos se sienten sustanciados.
¿Es en Santiago del
Estero el folklore la música que sigue representando…
(Interrumpe) Siempre Santiago del Estero es madre de
ciudades. La primera conquista se ha dado aquí, la primera provincia, el primer
asentamiento español-aborigen. Desde ahí crecen, por eso es madre, porque todos
los hijos se le van. Nosotros no tenemos cataratas, mar, montañas, cerro,
glaciar, no tenemos nada, pero el santiagueño tiene el hecho de la dignidad, la
música y La Salamanca, que es el único fuero que pudo actuar contra la iglesia católica
y desenfrenar este sentido de libertad que tenemos nosotros.
¿Cómo encontraste a Las Termas de Río Hondo?
No venia hace mucho, yo he venido una vez cuando changuito. Bueno,
hay un crecimiento, hay que apoyar las cosas que crecen pero… siempre
desconfiarle al santo cuando te haga una vela. Nosotros somos tipos analgésicos,
no lo que crece podemos aplaudir y hacerle un pete. Tenemos que cuestionarlo,
el hecho de cuestionar algo significa un avance, porque es constructivo de
acuerdo a esto. Voy a cumplir 50 años, por primera vez he cantado en las
termas, y por primera vez he podido darles a mis hermanos termeños, hasta al último
mozo, al último tipo que está levantando las sillas. Yo no tengo ningún problema
ahora en levantar las sillas y ayudarlos a ellos, porque a mí no me espera ningún
show mañana, ni en la MTV ni en ningún lado. Es mi gente la que a mí me espera,
y yo me tengo que tomar la dignidad de poder estar y abrazarlos a ellos. Me he
sentido muy bien en Las Termas.
Para terminar ¿Puede
una canción cambiar al mundo?
La canción es una bala sin retorno, las canciones son las
que cambian al mundo. Por eso el padre nuestro que una vez cristo lo dijo y
quien no lo ha dicho, imagine de John Lennon, la Quinta Sinfonía de Beethoven,
la Baguala de Atahualpa Yupanqui, todos han ido cambiando. Pero no cambian a
todos, porque la manteca no es pal gato, es para algunos nomas. El que tiene perro
lo ata, el que no, no.
Nicolás Salvi
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