Por Nicolás Salvi /@Nico_Salvi
En las editoriales que fuimos redactando en estos números
desarrollamos una idea de país y de proyecto. En estas fueron frecuentes las
citas al federalismo y la libertad de expresión, dos pilares fundamentales para
lograr una República acorde a lo que la Constitución Nacional vigente manda.
El 7 de junio se celebra “El día del Periodista” en nuestro
país. Este conmemora la fundación de la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer
periódico de la etapa independentista argentina, con Mariano Moreno a su
cabeza. La primera publicación periodística patria, podríamos decir, fue un
medio militante, uno muy alejado de los manuales de estilo que promueven la
objetividad venida del cielo.
En esos años tal vez no se vivían tan álgidamente los
debates entre los medios “independientes” y los “militantes”, básicamente
porque solo había un medio, y seguía los ideales marcados por la Primera Junta.
Pero hoy, luego de años en que primero los medios parecían ser instrumentos de
propaganda de los estados, para luego ser el cuarto poder que ponía frenos a
los gobiernos, y llegar hoy al estado ecléctico actual.
Los medios hegemónicos, los grandes, los que marcan agenda,
son manejados por grupos económicos o estados, cada uno con sus intereses, y
que los utilizan para hacer conocer los mismos e intentar imponerlos también.
Las ideologías que con la caída del Muro de Berlín se creyeron muertas, siguen
presentes en estos, a su manera, cierto es distinta, pero persisten.
En medio de las luchas de poderes altivas, están los
periodistas. Estos son la mano de obra de las compañías de las noticias. Pero
un periodista tiene un oficio que va más allá no porque sea más importante,
sino porque en su labor se juega la ética y las convicciones.
Uno puede escribir como maquina lo que el medio ordene, no
es que está mal, es más, desde nuestra postura promulgamos la aparición de
nuevos medios para que todas las voces puedan ser escuchadas, pero al trabajar
como periodista uno puede manchar su honor más de una vez haciendo caso a la
verticalidad empresaria.
Toca pensar y reflexionar a nosotros periodistas, como
producimos las notas, cuanto es nuestra responsabilidad cuando las mismas se
publican, que efectos tienen y tendrán las mismas.
La información es un gran poder, hoy vivimos nuestras vidas
a través de pantallas y las construcciones que estas hacen de la realidad, lo
que no nos deja duda del poder de los medios de comunicación, pero que también
son los periodistas sus espadas y escudos, los que ejecutarán sus deseos, y los
que pueden detenerlos más que cualquier otro marco normativo.
Los periodistas pueden ser las armas de los empresarios, de
los gobiernos, o de los pueblos.
Fuente: Voces de Río Hondo
Fuente: Voces de Río Hondo
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