El Amor puede salvar al (en el) Mundo


Le pedimos al poeta que escribiese éste texto y nos contestó que no podía, que se encontraba amando. Entonces, comenzamos una búsqueda por todos los rincones del paraíso, y es así que llegamos a estos pedazos de Versos, de Odas, de Sonetos, de Ensayos, en fin, a estos retazos de una tela larga por cortar en literatura: el paño del amor. Ya convencidos, titulamos es te trabajo con una afirmación: “El Amor puede salvar al (en el) mundo”, y preferimos preguntarnos, por caso, cuáles y cómo son las tácticas en los lugares nuestros, del siglo XXI. Por Mario Daniel Villagra y Mirta X.

Lo decimos como una certeza, pues al lector le gustan; servirse de éstas es su invitación…Seguramente él sabrá de otros que ya han degustado el esquicito gusto de la literatura sobre el amor; que es tu amor, el de otro, “Mi amor que gime y que llora”, como siente José Martí en “Versos Sencillos”; sobre ese, “El Amor”, al que Pablo Neruda le dice: “QUÉ TIENES, QUÉ TENEMOS?; porque hay miles de amores, y lo demuestra el poeta chileno con “El AMOR SOLDADO”, que va “a crecer en la marcha.”; “y porque amor combate”, como continua diciendo para siempre en Los Versos del Capitán, tampoco esperamos, dice, “sino que estuve”, y finaliza diciendo Pablo Neruda, amar “hacia todas las vidas”.

Encontramos, en nuestra búsqueda, hasta una “Selección de poemas de Amor”, de reconocidos  como Rubén Darío que nos dice: “Amar, amar, amar, amar siempre, con todo”; de Federico García Lorca que nos alerta del “¡Muerto de amor!”; de las delicias que escribe Lope de Vega en “Varios efectos del amor”, pues como dice: “esto es amor; quien lo probó, lo sabe”; o, como no mencionar la “Definición del Amor” que hace César Vallejo: “un amar solamente ser amado”.

Buscamos en todos los tiempos y lugares, y Miguel Cervantes Saavedra, por su parte, dijo: “No amar y vivir es imposible”, será por eso que es posible escribir: “Contemplar a dos amantes es un espectáculo de dioses”, como dijo J. W. Goethe; o lo de Shakespeare, que se pregunta: “Y, ¿qué otra cosa es el amor? Locura prudente, hiel que ahoga y medicina suave.”.

Por lo hasta aquí expuesto, y por lo mucho que falta, y porque queremos sentir el amor y entenderlo, nos jugamos en decir que “El Amor puede salvar al Mundo”, pues quién más se encuentra, como dice Oscar Wilde, entres “dos mundos: el de la realidad, que existe sin necesidad de hablar de él, y el de la imaginación que solamente existe si se habla de él”.

El amor, en la antigüedad, no estaba dentro de la Sociedad, ya es sabido que las relaciones se establecían por conveniencia; eran formadas las parejas por los padres, y el amor, “en el sentido moderno de la palabra”, dice C. Marx, era cantado por los esclavos, “pero fuera de los esclavos no encontramos relaciones amorosas sino como producto de la descompensación del mundo antigua al declinar éste”.  Marx continúa, y sorprende:

“Nuestro amor sexual difiere esencialmente del simple deseo sexual, del eros de los antiguos. En primer término, supone la reciprocidad en el ser amado; el eros antiguo se está lejos de consultarla siempre. En segundo término, el amor sexual alcanza un grado de intensidad y de duración que hace considerar  a las dos partes las falta de relaciones íntimas y la separación como una gran desventura, si no la mayor de todas”, y sigue.

El amor es provocativo, pues a quién no le llama la atención el amor, a quién no le provoca sensaciones el amor. Y si hablamos de provocativo, en nuestra búsqueda sobre el amor, no podemos olvidarnos de D Kopper, que da una “alternativas de liberación individual a trasvés del amor”. Dice: «el amor sólo toma la temperatura adecuada para efectuar este despliegue, una vez atravesada esa región —habitualmente considerada como ártica— del respeto total por la propia autonomía y del de cada una de las personas conocidas»; y si hablamos del amor, y de las frases que lo nombran, no olvidemos las que dicen: “Un verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor. Amor a la humanidad, amor a la justicia y a la verdad”, que son las que decía el Che Guevara.

Hoy, cuando por las calles se gritan goles sin camisetas, nos la ponemos, pues “El amor es un centro con extrañas filiales”, dice Mario Benedetti. “Y (porque) el pecho del amor (puede estar) muy las timado”, como dice San Juan de la Cruz, “Hay que ayudar a la esperanza con todo lo que se tiene”, como dijo J Cortazar, pues en el amor está la esperanza, y no por nada Dámaso Alonso escribió “Amor amor, espejo de la muerte…”; o decimos que el amor puede salvar al mundo o morimos.

Si hablamos de amor, no hablamos de él como una cualidad, sino como un fenómeno relacional y biológico, formado por conductas a través de las cuales el otro, o lo otro, aparece como legitimo en la cercanía de la convivencia, entendiéndose que la legitimidad del otro se constituye en conductas u operaciones que respetan su existencia como es, sin esfuerzo y como un fenómeno natural del mero convivir.
Es un fenómeno biológico propio del ámbito relacional animal. En los mamíferos aparece como un aspecto central de la convivencia en la intimidad de la relación materna infantil en total aceptación corporal.
Si nosotros no aceptamos sistemáticamente vivir el amor, como dice Humberto Maturana, nos enfermamos.
El amor es, así, decisión, elección y actitud. Se emprende y se aprende. El vivir es esencial para la realización de todo lo que hacemos como  seres humanos, y todo lo que hacemos los seres humanos ocurre en la realización del vivir. Al mismo tiempo, la experiencia es lo que distinguimos como eso que nos pasa, y lo identificamos preguntándonos por lo qué nos pasa. Entendiendo, en este sentido, al ser humano como  un ser de necesidades que se satisfacen socialmente. Así de esa manera, aparece el otro como necesario para ser; Ese otro que se encuentra en individuos, en grupo, en comunidad.

La organización de la humanidad se constituye  haciendo y pensando. Pensando y haciendo logramos los cambios y las transformaciones. Intercambiando experiencias inventamos las primeras herramientas y con ellas empezamos a organizarnos.

El camino de su desarrollo pasa inevitablemente por el contacto social y la necesidad de organizarlo de manera creadora. El amor, como fenómeno del convivir, atraviesa a las organizaciones y  sin él no podríamos existir.

Es entonces que partimos y regresamos a la afirmación del comienzo: el amor salvara al mundo. Y es verdad basada,  principalmente como lo dice Humberto Maturana, en el espacio relacional del conversar con todo el bagaje de la experiencia humana, y como nos relacionamos unos con otros y con el mundo.

El cambio cultural ocurre cuando surge un nuevo acontecimiento  que se mantiene y se sostiene en ese emocionar de los miembros de la comunidad, en forma cotidiana,  a través del lenguaje  convertido en conversaciones. De lo cual se puede deducir que la cultura es una red cerrada de conversaciones  y que el cambio  cultural ocurre cuando se produce un cambio de conversaciones en esa red. Así es como surge el amor: como un modo de vivir en el conversar, en redes de conversaciones, en un entrelazamiento entre el lenguajear y el emocionar, para nunca más sentirnos solos.


* Texto elaborado a pedido  y con la colaboración de Mirta X.



Viene cabalgando el futuro

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