Risas para la traba de importaciones a los libros

A través de un comunicado titulado “Bloqueo a las importaciones”, la Cámara Argentina del Libro (CAL) -que reúne a todas las empresas que producen o venden libros en Argentina- denunció la medida que traba el ingreso de publicaciones impresas en el exterior. Las trabas fueron confirmadas desde la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP, integrada por empresas como Artes Gráficas Rioplatense, Cúspide Libros, Grupo Santillana, Editorial Signar, Grupo Ilhsa, Editorial El Ateneo, Grupo Editorial Planeta, Kapelusz Editora y Tinta Fresca, entre otras editoriales), sobre mercadería que se hallaba en depósitos fiscales y terminales portuarias. La medida imprevista se relacionaría con un nuevo sistema de verificación de los libros importados. Según expresó a la prensa el presidente de CAP, Héctor Di Marco, que suponen que trata de la resolución de verificar todos los contenidos de los containers, para ver si se ajustan a las declaraciones”.

Di Marco, aseguró que "Todos los libros (importados) están parados", en Aduana, debido a las medidas adoptadas por la secretaría de Comercio Interior de Guillermo Moreno.

El dato. 76 millones de libros se consumieron el año pasado en la Argentina. De ese total el 78% de esas publicaciones se importaron y fueron impresas en Uruguay, Chile, China y otros países.

Más allá de quién lo haya intentado a lo largo de la historia, y más allá de quién haya intentado ponerle trabas a la lectura de un libro por el motivo que sea, no le fue bien. A la larga, terminó ganando la libertad.

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) aprobó nuevos procedimientos de control físico y de valor a realizar en el curso de las destinaciones de importación, mediante la creación de equipos multidisciplinarios de verificación, valoración e inspección en ámbito de la Aduana.

La resolución general 3304, publicada en el Boletín Oficial, busca "fortalecer los mecanismos que permitan enfrentar la evasión fiscal y combatir la incorrecta declaración de valor de mercaderías de importación".

Antes de pasar a los antecedentes que tienen que ver con el pensamiento de la propia presidenta de la nación, les mostramos un fragmento de la película basada en el best seller de Umberto Eco, "El Nombre de la Rosa", donde en una abadía medieval y en tiempos de la inquisición se intenta evitar la lectura de libros que aluden a las libertades como aquella que significa la risa mediante la comedia. Libros escritos en griego, libros de Aristóteles; pero finalmente el caso sale a la luz y los libros terminan triunfando.


Pero cuando buscamos los antecedentes, nos remontamos al día en que Vargas Llosa visitó la Argentina, cuando un grupo de intelectuales kirchneristas intentó vetar la presencia del Premio Nobel de Literatura que iba a abrir la feria del libro. En ese momento, quien puso fin a ese veto, quien puso fin a las presiones para que Vargas Llosa se expresara libremente en nuestro país, fue la propia presidenta de la nación. Y en aquel momento quién lideró públicamente la ofensiva para que no se presentara, fue Horacio González, Director de la Biblioteca Nacional, y él mismo anunció públicamente que la presidenta lo había llamado para que se siguiera el debate de otra manera y recordó que en esa llamada telefónica con la presidenta ella le dijo: "el Estado debe intervenir solo como garante específico del uso libre de la palabra". Es poder expresarnos libremente, desde nuestra capacidad oral, es poder acceder desde la cultura, leer o escribir material de acuerdo a nuestra necesidad, más allá de que eso coincida o no con las mayorías.

Quién dice y por ahí, uno de estos días a ese llamado lo recibe el señor Moreno.

Lía Carrizo

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