Historias de Casinos IV: Contactos Policiales




 Primer contacto policial

Como forasteros que éramos, ignorábamos las costumbres de este hermoso pueblo, la primera  noche que salimos  del casino “Charles Bronson”  Pereyra, otros dos compañeros y yo;  habrá sido pasadas las tres de la mañana, y no sabíamos que a determinada hora las luces del pueblo se apagaban, para colmo llovía, del casino a la pensión había aproximadamente tres  cuadras y media. En ese trayecto a mitad de haber transitado el mismo se cortó la luz, y como es sabido los termenses tenemos la costumbre de largar ese  indio que llevamos adentro  y entramos a pegar gritos, pero sin provocar a nadie. Pero los policías que nos rodearon no lo entendieron así, era un grupo que pasaban en el móvil y nos detuvo arma en mano.  Con un áspero tono uno de ellos nos encaró mientras me apuntaba con la pistola.
¡Que les pasa a ustedes!.
¡Eh, oficial no es para tanto!
¡Que hicimos de malo para que nos apunten así!
¡Vamos, vamos, suban al móvil y sin decir nada! Y bueno…ya que lo pedían de una forma tan cordial, nos cargaron en la camioneta y nos llevaron a conocer la comisaría del pueblo. Resultó inútil explicarle que éramos empleados del casino y que no sabíamos de las costumbres serranas.  Allá nos dejaron en una pieza y no nos daban una explicación. Yo protestaba, ni pelota me daban, hice uso como muchos lo hicieron, invocar la figura de nuestro gobernador Carlos Arturo Juárez. Para ello pedía un teléfono para hablar con el gobernador,  por supuesto: ¡Que iba a hablar con Juárez! – Era tan solo una amenaza inocente y tonta.  Rato después se hace presente un policía y nos dice que nos podíamos retirar, ni siquiera nos indagaron, pero al ver como llovía le digo al agente, - Vaya y dígale al Jefe que de aquí no nos movemos con esta lluvia - Así como nos trajeron, de la misma manera que nos lleven, y así fue, nos cargaron nuevamente en el móvil y a las cuatro de la mañana éramos dejados en la pensión.
Pero a partir de ahí también se cambió esa costumbre, ya no se apagaba mas las luces hasta que amanecía, comenzaba a cambiar un poco las costumbres con nuestra presencia .


Segundo contacto policial

La familia de Papicho, se componía de tres hermanos varones y dos mujeres, una de ella era lesbiana, en realidad debió ser hombre, pues tenía toda la característica de un macho, esta persona no vivía en la pensión, pero iba constantemente porque les vendía ropa a mis compañeros, una vez también yo fui cliente, pero yo soy una persona que siempre tuve cierto rechazo hacia estas personas y a los gay como les dicen ahora, y a la vez ellos también parece que perciben mis sentimientos y es recíproco el rechazo. Nunca fui objeto de proposiciones de parte de esta gente, sin embargo tenía compañeros que eran muy requeridos por los gay, una vez en un baile, levanté a una chica que yo no sabía de que se las entendía con  la lesbi,  cuando esta se enteró, ardió Troya, fue a la pensión y me hizo un quilombo de “mama mía”, no me dejaba salir de la pensión hacia el trabajo,  en cierto momento en que la enfrenté me lanzó un ladrillazo que por poco lo esquivé, pues iba derecho a la cabeza, y casi le pega a un compañero al cual le decíamos de apodo “Boca “i vieja”. Es ahí que le avisé a Papicho, por supuesto que no hacía falta, pues era tanto el alboroto, que este tuvo que intervenir, y el mismo me llevó en el auto a la policía a poner la denuncia, porque me amenazó de que me iba a pegar un tiro, y la verdad que temí eso, pues el propio hermano me dijo esto.
¡Cuídate gitano, esta loca es capaz de hacerlo!
Puse la denuncia y nunca mas me molestó, tampoco nunca mas la vi. por la pensión.
La expresión del sumariante que me recibió la denuncia, luego de un suspiro me dice – Ay! - estos santiagueños se meten en cada lío –

                                                             
Tercer contacto policial

Otra de las costumbres que desconocíamos, pero que nosotros las impusimos para el futuro, era que en tiempo de carnaval, nosotros jugábamos con agua. La pensión se volvió un verdadero carnaval esos días, empezamos entre nosotros, con baldes con agua y bombitas, luego se contagiaron los turistas que estaban en la pensión y los dueños de casa, a la mujer de Papicho, mi tío Mario la empapó con agua y harina, y esta como respuesta le hecho una hoya con sopa que aún estaba medio caliente, mi tío tuvo que correr al río que pasaba por detrás de la pensión para refrescarse y sacarse los fideos, los pedazos de zapallo y todo lo que contenía esa sopa.
Después la seguimos en la calle y al que pasaba lo mojábamos, algunos se enojaban y otros lo tomaban a risa, pero uno de ellos se enojó muchísimo.
Resulta que el tipo iba con los vidrios bajados, y “Charly Bronson” Pereyra, le mandó un baldazo que lo empapó todo, pero mas allá del agua, lo que mas le calentó es la sorpresa que produce un caso de estos cuando de va desprevenido. El tipo se bajó del auto con una barreta de hierro en la mano. En  frente de la pensión había un hermoso auto de un turista, y el tipo creyó que era propiedad de Charly y le dice –
¡Mirá negro de mierda! Te voy a hacer bosta el auto – y Charly le responde, dale viejo hacelo pedazos total…no es mío.    
Después de este hecho, nos vamos con “Tachuela” Jiménez y el “Tuerto” Dito Gerez  a la playa, llevamos la guitarra y nos juntamos con chicas amigas del lugar a tocar la guitarra y a jugar al carnaval, bombazo va bombazo viene, pero a todos no les cayó bien, unas viejas que exhibían su esqueleto a orilla del río  se quejaron y fueron a la policía a denunciarnos, después del incidente, seguimos con la guitarra, de repente se hicieron presente los uniformados y nos llevaron a los tres la seccional.
Allí, nos atienden y nos toman declaración, le explicamos cual es nuestra costumbre con respecto al carnaval, pero nos dice el policía –
¡Pero muchachos, sus costumbres serán en Santiago, pero aquí no es lo mismo!, - Estamos cansados de recibir quejas por esa famosa guitarra, y ahora esto, a esas viejas les dejaron  colorado el lomo a bombazos de agua, ¡Dejen de joder!, con la llegada de Uds. el pueblo un poco se degeneró, por ahora se van, pero… una nueva denuncia ya los vamos a hacer quedar detenidos – ¡Vayan, y no los quiero ver mas por aquí! Cuando volvimos rato después a la playa, la gente nos comenzó a aplaudir, y nos rodeaban para saber que había pasado. Los ídolos habían sido puestos en libertad. Una hermosa experiencia  que vivimos en una tarde muy especial de carnaval, seguíamos trasformando las costumbres.


Ramón Alfredo Domínguez

0 mentions:

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Enterprise Project Management