El miércoles 3
de Junio, al igual que en otros puntos
del país, las santiagueñas y los santiagueños se convocaron a las 17 hs en la Plaza Libertad de
la ciudad Capital. Alrededor de 6.000 personas, de todas las edades, con y sin
banderas, estudiantes, trabajadoras y trabajadores, artistas, familias y, por
supuesto, uniformados encargados de la “seguridad”, compartíamos el mismo
espacio, preparándonos para la que podría haber sido una marcha histórica, en
una provincia en la que reina el silencio y la indiferencia. Por Alejandra
Carreras.
Carteles con
diferentes consignas en repudio de la violencia contra la mujer, remeras y
pancartas con
los nombres y las caras de la víctimas de femicidio santiagueñas fueron
llenando la
plaza, y parecía que todas y todos estábamos ahí por la misma causa, que al
menos por una vez habíamos superado las diferencias que nos dividen siempre.
Poco antes de
comenzar la marcha, unas compañeras actrices realizaron una intervención, con
cruces negras pintadas en sus caras y con objetos que hacían referencia a los
estereotipos de género, baldes, muñecas, trapos. También tenían banderas del
movimiento campesino MOCASE y tierra, aludiendo a las mujeres asesinadas en
conflictos de tierra. Después dos compañeras cantaron, pidiendo que se terminen
los femicidios, y exigiendo respeto hacia las mujeres.
Por último,
antes de que se dividiera la marcha por diferencias políticas, familiares de
mujeres víctimas de femicidio dieron su testimonio y exigieron justicia y
castigo a los responsables.
Finalmente, la
marcha se dividió. Una columna con militantes del Frente Izquierda en su
mayoría marcharon para presentar un petitorio en Casa de Gobierno,
responsabilizando directamente a Claudia Zamora y a Cristina Fernández por los femicidios
en el país. Otra columna, con organismos de DD HH y agrupaciones
krichneristas, dio la vuelta a la plaza
y concluyó con un acto en la retreta. Lo raro es que sólo unos pocos, como los
compañeros de H.I.J.O.S hayan planteado marchar hacia Tribunales, ya que todos
coincidimos en la responsabilidad de la justicia, que por su lento accionar
(cuando acciona) en vez de solucionar el problema se transforma en un
obstáculo. Las personas autoconvocadas, sin banderas ni afiliación a ninguna
agrupación, se fueron retirando de a poco, ante las primeras expresiones que
demostraron división entre los concurrentes.
Las consignas
eran las mismas: ni una menos, basta de violencia contra la mujer, presupuesto
para la Ley de
Protección Integral a la Mujer. Pero
al parecer las diferencias entre las agrupaciones son irreconciliables, y una
vez más, el camino hacia la búsqueda de un objetivo común se bifurca,
debilitándose la lucha. Triste, porque no basta con repetir la consigna, si no
nos organizamos y construimos colectivamente, podemos pasar muchos años más
gritando NI UNA MENOS, sin llegar a ningún lado.
Alejandra
Carreras
Café del Oeste
0 mentions:
Publicar un comentario