"Aballay, el hombre sin miedo" fue elegida para competir por el Oscar


La película "Aballay, el hombre sin miedo" fue elegida para competir por una nominación al Oscar al mejor film extranjero.
La elección se realizó sobre 66 votos válidos, de los cuales "Aballay" obtuvo 22.
Está basada en un cuento de Antonio Di Benedetto y la protagonizan Pablo Cedrón, Nazareno Casero, Claudio Rissi y Moro Anghileri, entre otros.
"Aballay" es la historia de un gaucho maldito, forajido y criminal. Un día, la mirada del hijo de una de sus víctimas le dio conciencia de su salvajismo y su falta de humanidad. Entonces, buscó calmar su remordimiento con las enseñanzas de una secta llamada "estilistas", que expían sus pecados subidos a una columna.
Fernando Spiner, su director, deseó que esta postulación "sirva para poder reestrenar" la cinta en las salas argentinas.
"Esta es una película independiente, no es un cine independiente, que cuando la estrenamos lo hicimos rodeada de ocho tanques en vacaciones de invierno y lo que queremos es que se vuelve a estrenar en las salas argentinas", afirmó el cineasta.


Sinopsis:

Aballay era un gaucho mal llevado, resentido, ladrón, asesino.
Pero a veces la imagen que devuelve un espejo hace que una persona se replantee toda su vida. En el caso de Aballay, ese espejo fue la mirada de un niño. Luego de matar salvajemente a un hombre, la mirada aterrorizada del hijo de su víctima le dio conciencia de su salvajismo, de su falta de humanidad. Y ese golpe llenó a Aballay de confusión, de horror por sí mismo.

En ese estado, Aballay oyó hablar de los estilitas. Gente que, para alejarse de la tierra en que ha pecado, y acercarse a Dios, decidía hacer una particular penitencia: subirse a una columna, y no volver a bajarse de ahí por el resto de su vida. En el campo argentino del 1900 no había columnas. Entonces Aballay decidió no volver a bajar de su caballo. Pasan los años. Aballay cumple su promesa. No toca el suelo. No vuelve a asesinar, ni a robar. Hace rigurosa su penitencia. La gente empieza a hablar de “El Pobre”, de “El hombre-caballo”, y su imagen empieza a tomar ribetes legendarios. Se convierte, ante la mirada de la gente, en una especie de santo.

Pero la mirada de ese niño no lo abandona, y él sabe que en cualquier momento lo va a buscar. Y lo va a encontrar.

Fuente: sitio oficial

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