Gerardo Núñez: “Si no hay raíz es muy difícil que salga un renovador del folklore”




Gerardo Núñez es inequívocamente una leyenda viva nuestra música. Salteño de nacimiento, pero columna fundamental del folklore tucumano, fue junto a su difunto hermano Pepe parte de la renovación del 60, incrustando conceptos del folklore de toda Latinoamérica a la música del Noroeste, universalizando la música autóctona. Desde que compuso con su hermano la clásica “Chacarera del 55” hasta sus actuales trabajos con “Trealilo” a la par de los jóvenes Café Valdez y Ariel Alberto, Gerardo sigue representando la vanguardia transformadora del folklore. Por ContraPunto.

¿Qué es para usted el folklore tucumano? ¿Qué es lo que lo caracteriza?

Estaba viendo que Tucumán es una de las provincias que menos raíces tiene, salvo las raíces de los habitantes originarios, que esos sí, las raíces de ellos las podes buscar profundamente. Pero estos no llegaron a influenciar en el canto tucumano como influenció en Santiago del Estero, donde la profundidad de la raíz es tal que es por eso que un poco la changada se queja de que están podridos de la chacarera con el mismo ritmo. Yo les digo que es por eso, porque tienen muchas raíces. Con decirte raíces no te estoy diciendo campo, te digo Tucumán, o Santiago del Estero. Yo te estoy hablando de raíces que van quizás desde 1900 o 1810 para aquí, que yo me considero contemporáneo sin tener esa edad porque he escuchado los discos y los comentarios muy de cerca. Si no hay raíz es muy difícil que salga un renovador del folklore, sin estas va a salir un renovador de laboratorio, que es lo que a mi juicio hizo León Gieco, insertarse un poco con la gente… eso no es conjugar raíces, eso es una edición que estará bien, estará mal, no sé, pero no refleja el espíritu. Cuando llegan los españoles y comienza a elaborarse una música por encuentro, Tucumán no se destaca en ninguna persona, ninguna esencialmente tucumana. El único que más o menos hace un folklore es José Luis Padula, pero después se lo roba el tango. Otro gran intérprete que le canta mucho a Tucumán y le canta bien es Atahualpa Yupanqui, sin embargo no es tucumano. El deja su gran obra, pero no siembra. ¿Quién viene después? ¿Qué tucumano aparece después? Ninguno.

¿Por qué ocurría esto?

No es por casualidad. Tucumán era el polo de atracción de la cultura norte, el último eslabón cultural en todo el sentido. Tucumán tenía dos teatros hace 100 años y la universidad, de ahí se venía la changada: santiagueños, catamarqueños, riojanos, salteños, jujeños, pero cada uno venía cargado con sus raíces. Dejaban un poquito aquí, y de nuevo con su carga, cada carancho a su rancho. Luego ¿Cómo se corta también esa sumillería que no aparecía? El Proceso. El Proceso es un hachazo en medio del cuerpo social, les duele a todos. Es como si se hiciera una grieta y pasa un tiempo sin nada, que no se podía cantar.

Avancemos en la historia ¿Se daban cuenta en de la renovación musical que estaban construyendo en los años 60?

No nos dábamos cuenta. Habíamos llegado a Tucumán por el 54, 55. Veníamos con una gran carga musical que no venía precisamente de Salta. El canto de Salta era algo natural para nosotros, caminábamos como salteños, hablábamos como salteños y el folklore nos llegaba como a todos los salteños. Pero más traíamos
nosotros el canto de…

¿De cuyo?

Si, en la Argentina de Cuyo, pero antes de eso, de la zona del caribe fundamentalmente. Desde ahí parte nuestra ideología, de José Martí. Cuando triunfa la Revolución del 58 en Cuba, se canta Guantanamera de Martí. De ahí traíamos mucha música. Antes del folklore empezamos a cantar esa música: sones, boleros, Trio Matamoros, discos que llegaban aquí de todos ellos. Teníamos un trio que se llamaba “Los Guajiras” que lo conformábamos con Ariel Petrocelli, que hacia la primera guitarra y primera voz. El cantaba más fiero que nosotros (risas) pero nos alegrábamos, nos ponía de contentos. Con esa carga de ideología social y musical -sobretodo rítmica- llegamos a Tucumán. Ya sabíamos que lo que teníamos que hacer no pasaba por lo que estaba hecho, pasaba por otro lado. Posiblemente porque hemos andado por tantos ritmos y porque la misma ideología te hace ver que el hombre tiene que ser hoy, no ayer ni mañana, hoy. Con los años pienso que nosotros teníamos conciencia, no de querer renovar, pero sí de hacer algo distinto, algo nuestro.

¿Cómo fue escuchar en 1973 los arreglos de algunas canciones suyas como “Arana” o “La Media Pena” interpretadas por el grupo de música progresiva “Tushka Trio” en la vuelta de tuerca que estos dan al folklore?

Para nosotros fue una sorpresa tan grande, porque ellos eran la música que quizás se hubiera quedado petrificada en nuestra imaginación. Nosotros no éramos muy hábiles instrumentistas, la creatividad nos superaba, y había muchas cosas que las dejábamos de hacer por difíciles. El Tushka Trio, por empezar eran esquicitos para elegir temas, no porque hayan elegidos los nuestros; en segundo lugar eran muy trabajadores; y en tercer lugar eran jóvenes. Nos sorprendieron en sobremanera, los mirábamos con Pepe y decíamos: “no puede ser, si esto  es lo que queremos hacer”. Claro, lo que nosotros hacíamos es lo que ellos querían hacer, en la creación, y nosotros queríamos su interpretación. Se dio una linda conjunción. Hoy serian de avanzada con el virtuosismo que tenían, no volvimos a escuchar aquí otro conjunto como el Tushka Trio.

Una vez Astor Piazzolla dijo “En Buenos Aires ya no se respira tango” ¿Usted cree que hoy en Tucumán se sigue respirando folklore?

Sí. Sin ir más lejos, aunque por ahí tiene ciertas veleidades que nacen de una forma de ser y no de otras, vos tenes folklore en el Mono Villafañe. En Tucumán se han dado últimamente tres cantores: El Mono, un cantorazo;  Huguito Rodríguez, otro cantorazo; y el Pollo Romero, que es un fraseador del folklore increíble, parece cantor de tango.

¿Tuvo alguna vez la necesidad de aprender música académica?

No, nunca, al contrario. No nos gustaba, teníamos un freno para no aprender. Con el tiempo quizás me he arrepentido. Siempre fue tarde, me vivo arrepintiendo hace mucho.

ContraPunto Prensa Alternativa
Publicada en edición impresa CP35
Disponible en: http://issuu.com/contrapuntodigital

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