Por Nicolás Salvi
Este año se cumplen 205 años de la Revolución de Mayo. En dicha
ocasión, la burguesía comerciante de Buenos Aires se rebeló contra la decadente
Corona Española, que había caído en desgracia con la invasión de Napoleón a
España. Ese día, un grupo de militares, ideólogos y contrabandistas, tumbaron
al Virrey del fin del mundo.
Contándolo de esta manera, pareciera un enredo político como
los de hoy en día; y tal vez lo sea, pero la diferencia es que ese día cambió
la historia de Sudamérica.
La Revolución de Mayo: burguesa, pequeña y no muy
pretenciosa, fue el primer golpe duro a los Borbones. Desencadenó un sinfín de
revueltas en todo el imperio colonial español. El inicio del fin de la España potencia
mundial.
La Revolución de Mayo ocurrió en la ciudad de Buenos Aires,
capital del Virreinato del Río de La Plata.
¿Pero qué pasaba con el resto del Virreinato? Aunque la gran mayoría de
los caudillos americanos apoyaron en su momento a Buenos Aires, durante la
Guerra de Independencia comenzaron a avizorarse los primeros indicios de un
conflicto político latente. Con el inicio de la revolución, surge la necesidad
de organizarse en un Estado que pueda hacer frente a las necesidades de una
guerra contra España. Y así fue como nació el conflicto entre Unitarios y
Federales, lucha sangrienta que finalizaría definitivamente recién en 1861, con
la batalla de Pavón.
Con la Revolución de Mayo emergerán no sólo Las Provincias Unidas del Río del
Río de la Plata (futura Argentina), sino que también harán lo propio Chile y
Perú (de la mano de San Martín), y La Gran Colombia (de la mano de Bolívar), lo
que a su tiempo significará el nacimiento de todas las naciones sudamericanas
actuales: Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, etc.
Más allá de estas idas y vueltas, lo cierto es que la
dependencia económica de Europa nunca cesó. Y es que la Revolución de Mayo nació
con la finalidad de escapar del monopolio español, y las normas raciales que
limitaban el poder político de los criollos. Y lo hizo de la mano del
financiamiento inglés, interesada en ganar nuevos mercados, y debilitar las
posesiones de su rival, España.
Los revolucionarios de mayo querían libertad de comercio,
algo que los reyes españoles no les daban. Durante aquellos años, la Argentina
existía ni en la mente de los más grandes próceres nacionales, todo estaba por
hacerse. La Argentina era un potencial infinito en la mente de distintos
pensadores, de ideologías contrarias. El resultado de ese conflicto, entre esta
lucha de intereses opuestos, fue lo que definió la Argentina que tenemos hoy.
Regresemos ahora a nuestro tiempo y espacio; a Río Hondo y
Santiago del Estero. Estos lugares no fueron protagonistas en Mayo, pero si lo
fueron durante toda la Guerra de Independencia. Escenario glorioso del Éxodo
jujeño, la Batalla de Tucumán, la Autonomía Santiagueña, y todo el frente
Norte.
Si hemos de seguir llamándonos una República Federal,
tenemos que recordar que para conseguir la libertad, no sólo se necesitó de una
asonada porteña, sino también de la sangre de todo un pueblo levantado en
armas, y que creyó en ese sueño eterno, que es la Argentina.
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